Hakone es conocida por sus numerosos Onsen (Baños termales), aunque hay muchos sitios en Japón donde podemos encontrarlos,
Hakone es muy famoso por estar bastante cerca de Tokyo.
Para llegar desde Kyoto, cogimos otra vez un tren bala Hikari, desde la
estación de Kyoto hasta la estación Odawara, una vez allí, nos dirigiriamos a nuestro Ryokan donde teníamos echa la reserva. Los Ryokan son hoteles tradicionales japoneses, donde se puede experimentar directamente la cultura de Japón. Caminar descalzo sobre el tatami de la habitación, vestido con un kimono ligero,
una cena dispuesta sobre una mesa baja, son experiencias que podemos vivir en este lugar.
Para llegar a nuestro destino teníamos que coger un tren hasta la estación Hakone-Yumoto, otro tren más hasta la estación de Gora, y después un autobús de la Línea T, pero unos días antes un Tifón había pasado por la zona y las líneas de tren estaban afectadas, por lo que cuando lleguemos a la estación de Odawara, una empleada de la estación nos informo de la ruta alternativa a tomar para poder llegar a nuestro Ryokan. El objetivo era poder llegar hasta Gora, y una vez allí ir en bus hasta la puerta de nuestro Ryokan, así que la empleada de la estación nos enseño la ruta alternativa y nos vendió un pack que combinaba tren hasta Hakone-Yumoto y luego en Bus hasta Gora. Con mucha incertidumbre nos montemos en el tren y una vez que lleguemos a la estación de Hakone-Yumoto, teníamos que buscar el autobús numero 3 como nos habían informado. Nada más salir de la estación vimos 3 paradas de bus en las cuales habían buses esperando, nos acerquemos y una empleada en seguida nos señalo el autobús a tomar, subimos y seguimos nuestra ruta hasta Gora.
Una vez en Gora, quedaba todavía un autobús más por coger, y como la línea que queríamos coger nosotros también estaba afectada por el Tifón, tuvimos que coger otra línea que por suerte también nos dejaba en la puerta del Hotel, así que, sin problema, esperemos su llegada y ¡por fin lleguemos!, hay que decir que mucho camino para llegar a un hotel, pero la verdad mereció la pena muchísimo, elegimos este Ryokan en concreto ya que lo teníamos recomendado, y cumplió todas nuestras expectativas.
Nada más llegar hicimos el Check-in y reservemos hora en el onsen privado, un onsen al aire libre con vistas a un bosque de bambú inolvidable, así que subimos a la habitación a dejar las cosas, para a continuación dirigirnos al onsen, nuestra sorpresa al llegar a la habitación es que habíamos reservado la suite del hotel, sabíamos que había varias habitaciones para elegir y nosotros queríamos la que tenia un pequeño onsen en la habitación, pero desconocíamos que era la suite. Nos quedemos maravillados, una habitación con diferentes estancias, entrada, dormitorio, W.C., habitación con vistas al onsen, y comedor. La verdad una gozada y muy tradicional. Nada más entrar en la habitación nos entregaron dos Yukatas, una vestimenta tradicional japonesa hecha de algodón, mucho más ligera que el kimono al no tener la capa que cubre normalmente a este y al no estar hecha de seda. Sin perder tiempo y apenas sin disfrutar de la habitación, nos pusimos las Yukatas y nos dirigimos al onsen en el que se pierde la noción del tiempo, después de tan largo viaje lo necesitábamos. Al agotar el tiempo contratado volvimos a subir a la habitación donde nos preparemos un té matcha que teníamos gratuitamente en la habitación y descansemos un rato hasta la hora de cenar.
En nuestra reserva teníamos incluida la cena y el desayuno, así que cuando llego la hora nos dirigimos al comedor, también vestidos con la Yukata (ya que por todo el hotel los huéspedes tenían que llevarlo puesto), nada más llegar nos indicaron nuestra mesa en la cual ya había una gran cantidad de comida también tradicional, después de cenar volvimos subir a la habitación, esta vez para estrenar nuestro pequeño onsen privado de piedra, y para dormir en los futones (camas tradicionales).
A la mañana siguiente nos levantemos con bastante pena ya que sabíamos que era nuestro ultimo día en el hotel, pero aun quedaban unas horas hasta la fecha limite para dejar la habitación y las íbamos a aprovechar, así que volvimos a ponernos las Yukatas y al comedor a desayunar,
el desayuno fue también como la cena, un desayuno tradicional compuesto sobretodo por pescado y marisco, la verdad no estamos muy acostumbrados a desayunar así, pero bueno es el desayuno tradicional.
Al agotar las horas permitidas recogimos todo y nos dirigimos a hacer el check out,
para a continuación volver a coger todos los transportes de del día anterior y volver a Tokyo.
Aquí en Hakone también hay algunas actividades por hacer, como un paseo por el lago Ashi a bordo de un barco pirata, dirigirte a contemplar el legendario Torii Kyutouryu a orillas del lago, y lo que, con más ganas nos quedemos de hacer subir al valle Owakudani, o valle del infierno. Es una zona del cráter del volcán donde del suelo emergen
columnas de vapor y donde se pueden comer los famosos huevos negros, huevos normales de gallina cocidos en aguas volcánicas, que al cocinarse queda un color negro, y dicen que comer uno de estos huevos negros alarga la vida 7 años.
Desgraciadamente nosotros no pudimos hacer ninguna de estas actividades, dado que además del tifón que tenia muchas líneas de tren y bus cortadas, el volcán estaba en alerta por posible erupción, y estaba cerrado el acceso al valle, aunque lo tenemos pendiente para la próxima vez que visitemos Japón. Para subir al valle del infierno hay que montar en un funicular desde Gora hasta Sounzan y en una vez allí, en un teleférico hasta el valle.
Ryokan Mount View Hakone, esta situado en lo alto de la montaña y se tarda bastante llegar, aunque merece mucho la pena, la suite es toda muy tradicional, con estancias diferenciadas. El baño es típico baño japonés, tanto el W.C., como el propio baño ya que dispone de baño ofuro y onsen privado.
Justo al lado hay disponible un supermercado, con mucha variedad de comida cocinada.
Dispone de funtones como camas, puertas correderas y mesa y sillas tradicionales.